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13 March 2020

De los miles de huevecillos que deposita un caracol rosado hembra, apenas logra sobrevivir el 0.1 por ciento en cultivo, pero científicos del Instituto de Limnología y Ciencias del Mar de la UNAM en Puerto Morelos encontraron un método para garantizar la sobrevivencia hasta en un 70 por ciento, a través de microalgas.

Anastazia Bananzak, investigadora de la Unidad de Sistemas Arrecifales, explicó que la sobrepesca y condiciones climáticas, aunado a su poca capacidad para reproducirse, ha puesto a esta especie en riesgo, pues sus poblaciones han disminuido drásticamente, al grado de tener que hacer vedas de pesca hasta por cinco años.

Los caracoles rosados se alimentan de sedimentos y materia orgánica disuelta en el fondo marino. Sin embargo, la especialista descubrió que hay una microalga que puede crecer dentro del caracol en simbiosis, es decir, que pueden aprovecharse uno del otro para sobrevivir.

Esta microalga, similar a las zooxantelas (microalgas) que viven dentro de los pólipos de los corales, al hacer fotosíntesis dentro del caracol le aporta carbohidratos que contribuyen a su alimentación y garantiza su supervivencia.

“Cuando los caracoles están pequeños, estas microalgas representan una forma adicional de alimentación. Cuando están chiquitos su concha es transparente y eso permite que la luz entre al caracol y las microalgas que viven dentro de su panza haga fotosíntesis”, detalló.

La investigadora expuso que ha habido muchos intentos por cultivar esta especie en ambientes controlados, por su importancia económica en México y en toda la región del Caribe, pero hasta ahora no se había tenido éxito.

“Todos los esfuerzos para reproducir esta especie no habían sido exitosos, buscamos entender su biología y entonces entendimos que había algo que faltaba. Los caracoles viven en simbiosis con una microalga que está muy relacionada con las que se encuentran en simbiosis con corales y anémonas. Eso era la clave para mejorar la supervivencia en cultivo”, explicó.

Dichas microalgas se colocan artificialmente en la etapa larval, cuando el caracol tiene unas 48 horas de vida, ello permite que llegue a tamaño adulto de forma exitosa.

El caracol rosado ha sido utilizado ancestralmente como adorno, como instrumento y como alimento.

En México, la región de Quintana Roo es el único hábitat para esta especie.

La investigadora refirió que esto apenas se ha experimentado a pequeña escala, pero la idea es obtener financiamiento para elevarlo a cantidades mayores, de modo que en el futuro se puedan implementar proyectos productivos, para que se puedan cultivar en estanques o bien se contribuya a la repoblación en ambientes naturales.

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