Un antecedente de la prescripción indiscriminada de estas medicinas son los cambios en el manejo de dolor de pacientes en Estados Unidos, en parte impulsado por organizaciones de veteranos de guerra, pero también por la presión de las farmacéuticas. En la década de 1980, subraya el doctor Frisbie, incluso se inventó la escala del dolor y se describió el dolor como el quinto signo vital, junto con la temperatura, el pulso, la presión arterial y la frecuencia respiratoria.
"En los años 90, si un médico no le quitaba el dolor al paciente utilizando opioides, el seguro médico, a través del cual se le pagaba al hospital o al médico, le castigaba el pago, le hacía una deducción por la baja calidad en la atención de sus pacientes. ¿Qué hicieron los médicos y los hospitales? Empezaron a prescribir a todo mundo dosis altas de opioides para que no les castigaran el pago", afirma el médico especialista.
"El gremio médico fue obligado, fue forzado a prescribir estos medicamentos", dice el doctor Frisbie. Además, un paciente podía demandar al médico tratante por no quitarle el dolor.
Una promoción "agresiva" del OxyContin entre 1997 y 2002 llevó a un aumento de hasta 10 veces en las prescripciones para tratar dolor de moderado a severo no oncológico y en las prescripciones de otros opioides, de acuerdo con el informe de la Comisión Presidencial de Trump, encabezada por el ahora exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie.
Las ventas de opioides recetados en Estados Unidos casi se cuadruplicaron entre 1999 y 2014, en gran parte pagadas por las compañías de seguros, se afirma en el reporte. Se calcula que a 1 de cada 5 pacientes con dolor no oncológico o diagnósticos relacionados con el dolor se le recetaron opioides en la consulta.
De 2007 a 2012, la tasa de prescripción de opioides aumentó de forma constante entre los especialistas más propensos a tratar el dolor agudo y crónico. En medicina del dolor se registró un aumento de 49%, en cirugía 37%, en medicina física y rehabilitación, de 36%, todo de acuerdo con el informe de la Comisión Presidencial de Trump.
El doctor Frisbie señala que estas medicinas también fueron recetadas a menores de edad porque habían convencido a las autoridades estadounidenses que esos medicamentos no causaban daños entre esta población, y esos mismos niños son los que, ahora de adultos, están consumiendo fentanilo ilícito, suministrado por organizaciones criminales.
"Se está pagando el precio de esa exposición crónica a cerebros de menores de edad a los opioides y ahora lo que hacen es que buscan ese tipo de sustancia a como dé lugar, y la sustancia más barata que hay en el mercado es la heroína", explica Frisbie.
De acuerdo con el médico, el 50% de los pacientes adictos a la heroína fueron expuestos a los opioides con una receta médica que se daba hasta por un trabajo dental o por una cirugía.
"Los traficantes de drogas saben que el cerebro de una persona menor de 21 años tiene entre 60 y 70% de posibilidades de generar una adicción si se le expone a una sustancia psicotrópica, entonces se les dan drogas para que se induzca a la adicción y ya de ahí se volverán clientes”, explica el doctor.
"Los norteamericanos no quieren ver que el origen del problema son ellos", asegura el director del Instituto de Salud Pública Binacional.
Purdue Pharma se declaró en bancarrota a mediados de la década pasada y enfrenta actualmente varios litigios con gobiernos estatales y de algunos condados que exigen a la farmacéutica una indemnización por el daño causado a sus habitantes.
Altos mandos de la compañía han admitido en algunos de estos procesos judiciales que mintieron deliberadamente y engañaron a prestadores de servicios de salud sobre los efectos de sus medicamentos. También han aceptado su responsabilidad en la prescripción indiscriminada de opioides en Estados Unidos. Los litigios siguen en curso, pero hasta ahora ningún miembro la familia Sackler, dueña de la empresa, ha pisado la cárcel.
FUENTE: SPUTNIKNEWS