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27 February 2021

La máxima “divide y reinarás” o “divide y vencerás”, es atribuida al emperador romano Julio Cesar (100 a.C. – 44 a.C.); también a Nicolás Maquiavelo (1469-1527) quien la utiliza en su tratado de doctrina política titulado El Príncipe, publicado en 1513, y hasta le ha sido atribuida a Napoleón Bonaparte (1769-1821).

En realidad, esta frase no le pertenece a nadie, porque solo es la manipulación de una ley del universo cuántico que dice: “Todo tiene que ver con todo”. Ahora entraremos en la parte más profunda del engaño y la manipulación de la ilusión de la realidad. Esta última se consigue a través del aprovechamiento del pensamiento lineal y basado en opuestos (bueno .vs. malo, permitido .vs. prohibido, etc.) unido a la escasa o nula capacidad de pensar cuánticamente con la que funciona la unidad humano, logrando de esta manera separarnos, confundirnos, ocultarnos información y mantenernos dormidos y mansos, como corderos en un corral.

La unidad de carbono humano ve en esta idea “divide y reinarás” solo la interpretación superficial y literal, empleada y puesta en funcionamiento en todo ámbito sociocultural, político, religioso, económico, social, etc., lo que no puede ver es como trabaja en la profundidad del pensamiento tridimensional del hombre. Lo que realmente hace “divide y reinarás” es dividir todo lo indivisible, o sea que, si el pensamiento cuántico dice que “todo tiene que ver con todo”, el pensamiento lineal lo procesa como “nada tiene que ver con nada” porque es el opuesto que le corresponde. 

Veamos un ejemplo práctico para comprender el concepto: supongamos que dos personas están hablando de religión, las dos profesan el mismo culto pero tienen opiniones diferentes sobre la interpretación de determinada frase o acontecimiento; esto sucede porque ninguna de las dos relaciona lo religioso con el contexto general, porque para el pensamiento lineal, la religión no tiene nada que ver con —por ejemplo— la política, la historia, la ciencia, la tecnología, etc., etc., etc., logrando de esta manera aislar en sectores específicos cada idea o acontecimiento, evitando así que el individuo vea la totalidad, y ocultando de esta manera la verdad. Todo principio cuántico está oculto de la mejor forma que se puede ocultar algo, que es poniéndolo a la vista de todos, al fin y al cabo, no tenemos capacidad de procesamiento de datos para darnos cuenta. Hermes Trismegisto, en su obra “El Kybalión”, expuso algunos de ellos de una forma que también resultan malinterpretados por la mayoría, porque no es el principio en sí lo que importa, sino su forma de expresión unidimensional, de una interpretación tridimensional de una ley cuántica adimensional; en otro momento hablaremos de las dimensiones para poder luego explicar bien esto. Por ahora es suficiente con que entiendan el concepto general y este es que las leyes cuánticas son usadas para manipular nuestra realidad subjetiva a través de la ilusión de la realidad.

(El Diestro)

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